Sísifo.
Al recordar el viejo mito de Sísifo no puedo menos que sentir mi vida asociada a la dura carga que este llevaba.
Supongo que habrá miles de formas de interpretar el mito, algunos preferirán en ver la victoria de Sísifo sobre los dioses.
Un mismo trabajo se puede interpretar de mil maneras, y afrontar de mil maneras, mi forma de entender este mito es horrendamente trágica; aunque esta es mi particular interpretación, que no se corresponde con la gran parte de la humanidad; para muchos Sísifo no es un héroe cargado de dolor y frustración, sino un ser victorioso, que aunque realicé un trabajo estúpido, que es una de las peores cosas que le puede pasar a un ser humano, esta realizando un trabajo, siendo este el destino de los seres humanos.
Si eliminamos la conciencia o el sentido critico del mismo, da igual que se cargue diariamente con una piedra, que se este frente a una maquina que escupe azulejos iguales y un individuo debe ver en milisegundo si uno ha salido un poco mal, o da igual estar cargando cajas en cualquier sitio del mundo durante 12 horas. Hoy en las modernas sociedades capitalistas el mito de Sísifo lo personifican millones de seres humanos, en miles de fabricas, la carga de todos estos seres sobrepasa por millones el peso de la sencilla piedra de este, por ello miles de personas ven en el no un ser trágico sino un ser lleno de plenitud, con un destino semejante al suyo y si les preguntan, muchos dirán que no lo ven de forma trágica, incluso verán en el un símbolo positivo de su existencia.
Explicaré brevemente el mito, Sísifo fue castigado por los dioses a subir a lo alto de una montaña una enorme roca, una vez la roca tras el arduo esfuerzo llegaba a la cima caía por la ladera, entonces descendía Sísifo y volvía a subirla, así una y otra vez durante toda la eternidad, a mi modo de entender el relato no es solamente el esfuerzo de subir el enorme peso lo que me conmociona y hago mío, sino lo absurdo de la propia actividad, lo inútil del mismo, tras tanto padecer para subirlo volvía a caer y debía volver a emprender el camino sabiendo el resultado.
Así suelo sentirme yo, acaba un día y al siguiente vuelvo a emprender automáticamente el mismo camino, sólo que en cada viaje, cada día, cada año, me siento peor, me pesa todo más, me siento más frágil y sensible, debería acostumbrarme, pero moralmente no puedo acertar como forma de vida el sufrimiento en su forma de condena impuesta por el deber de subsistir, realmente lo que hago no es ni más ni menos que un castigo del cual nadie se beneficia, yo pierdo mi fuerza vital, mi libertad, mi salud, hago perder la de los demás, contamino el mundo, contamino mi amada naturaleza y sobrevivo a cambio. La forma de hacerlo es precariamente, recibo lo justo para subsistir por eso hablo de condena porque no hay forma de abandonar la dichosa piedra que esta siempre delante de mí, no hay más camino que el que sube a lo alto de la montaña, alrededor esta yermo, han colocado el camino en un desierto y lo vigilan para que nadie escape, como en el infierno donde moraba Sísifo era custodiado por Hades.
Uno de las cuestiones que más me intriga del drama de este héroe que ejemplifica mi drama existencial, seria saber su opinión, no solo la intuición que tengo yo de el. Mi forma de interpretarlo es como camarada de infortunio, como referencia para explicar mi existencia, en esta opinión a mi alrededor estoy bastante solo, cuando cuento mis sentimientos suelo ser reprendido, acusado de insolidario, al no aceptar de buen grado el castigo, incluso me dicen que lo de castigo, injusticia, lo de drama, lo de las imposiciones es mentira, producto de mi enferma imaginación, de mi vagancia y mi cobardía, por eso me encantaría poder saber su opinión, en su caso, Sísifo no diría que lo del castigo es una invención, lo que si me intriga es como resuelve el drama de cargar siempre la piedra y lanzarla ladera a bajo, en mi forma de entenderlo es un tormento insoportable muy parecido a mi día a día, haciendo algo igual de enajenante, empobrecedor, destructivo, condenatorio, aborrecible, indigno, pesado como arrastrar una enorme carga, insolidario para el mundo pues lo ensucia, de esta actividad sólo se beneficia un burgués que se complace tanto del sufrimiento, como del beneficio que obtiene del drama personal del que se alimenta, al igual que los dioses se complacían con el sufrimiento de Sísifo.
Pero esta es mi forma de entender el absurdo, la existencia, que no coincide en como la resuelven la mayoría de mis semejantes, depende del grado de conciencia y critica que se tenga, como llevo recalcando casi toda la narración para muchos la piedra no es un castigo, no es un absurdo, es un deber, y bastante real, un reto perpetuo que se repite y del que no quieren salir ,pues llega a ser hasta dichoso para ellos sentir la fuerza de sus brazos empujando la enorme mole subirla hasta lo alto y decirse la he vuelto ha subir mientras contemplan como cae sin que le cause frustración, ni siquiera se lo plantean ya que todo el trayecto son conscientes del destino que le espera a su esfuerzo, y desde lo alto viendo como cae la piedra descienden orgullosos a su encuentro para volver a cargar con ella. Mi descenso no esta lleno de orgullo, sino de dudas, de miedo, de angustias, me giro buscando por donde huir pero no hay otro camino, hay momento en los que freno el ritmo del paso, pero cuando más tardo en bajar más sufro, más duras se muestran mis reflexiones, mi corazón se llena de angustia y desesperación, también hay cabida en el para el odio, la rabia, en mi descenso hay lugar para las acusaciones y mi cabeza se llena de planes de ataque, pero el miedo a las consecuencias me paraliza, la soledad en la cual estoy no me permite contar con nadie que me ayudara a realizar mis planes, así que desciendo y cargo nuevamente con la roca, sin esperanza y empiezo a tirar de ella, con dos pesos el de la piedra y el de la angustia.
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